La gratitud ¿Qué perdemos al no aplicarla?
Todos queremos sentirnos a gusto en la práctica de nuestras profesiones. Por eso necesitamos que muchos elementos confluyan para poder decir alto y claro que “soy feliz trabajando”. Es cierto que no todo el mundo necesita los mismos factores para llegar a afirmar esta frase tan contundente como positiva, pero….¿quien no desea…?
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¿Quién no desea trabajar en un despacho/oficina que reúna las condiciones necesarias (funcionalidad de espacios, decoración, luz natural, seguridad…etc.)?
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¿Quién no desea tener continuidad y confianza por parte de sus superiores/se (líderes) en proyectos, pudiendo así demostrar su talento?
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¿Quién no desea tener unos compañeros de trabajo que aporten buen ambiente, además de conocimiento?. Rodearte de profesionales proactivos y complementarios a tu perfil aporta un aprendizaje y una satisfacción enorme.
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¿Quién no desea ser retribuido económicamente….y emocionalmente por la empresa? Además del sueldo, que la empresa por la que trabajas tenga en cuenta los costes de tu transporte, la conciliación familiar, así como las formaciones que te harán evolucionar tu perfil profesional, entre otros muchos beneficios que van más allá del dinero aporta una gran satisfacción a toda persona.
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¿Quién no desea trabajar en una empresa que avanza hacia la transformación digital, y que además, quiere integrar sus objetivos empresariales con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenibles)?
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¿Quién no desea trabajar en una empresa que tiene la creatividad, la co-creación y la innovación como eje vertebrador de su estrategia?
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¿Quién no desea que los valores de la marca por la cual trabaja sean afines en los suyos?
Más allá de que se puedan cumplir todas estas situaciones dentro de una organización, desde feliciCat (Institut Català de la Felicitat), queremos insistir en un factor clave que si se aplica correctamente, puede significar una acción fidelitzadora del talento que actúa dentro y fuera de la empresa. Hablamos de la gratitud.
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¿Quién no desea que la empresa para la cual trabaja valore su esfuerzo diario y que lo premie (no necesariamente con dinero), sino también con un reconocimiento público a través de sus canales digitales internos…o incluso externos.
La gratitud nos hace personas, es contagiosa y hace que la organización que lo aplica “respire” naturalidad y humanidad. Y se que la gratitud no tiene que ser obligada si no es considerada necesaria. La gratitud tiene que “venir de serie” en personas y empresas, las cuales las convierte en auténticas si saben aplicarle todo el sentido. Y es que las empresas que practican la gratitud dentro de sus programas de incentivos o de fidelización nunca lo tienen que hacer como una compensación, o porque después tengan derecho a pedir algo a cambio al trabajador/a. De esto ni hablar!
En su día, Conde-Sponville, filósofo humanista y racionalista dijo lo siguiente “La gratitud también se un don, el don de «la alegría a cambio del que nos han dado: amor a cambio del que nos han dado”.
¿Pueden las personas transmitir amor? ¡Por supuesto! ¿Pueden las empresas transmitir amor a sus trabajadores/se? ¡También! Las empresas con el do de la gratitud no se están “ablandando” y mostrándose frágiles (como piensan algunos), sino que están reforzando más que nunca el vínculo con la persona que recibe este reconocimiento.
Y es que cada día es importante para agradecer cualquier aspecto que hayamos vivido en las últimas 24 horas. ¿Cómo podemos cultivar la gratitud? Un ejercicio muy sencillo puede ser dedicar unos minutos (antes de dormir, por ejemplo) a pensar en todo el que has vivido durante la jornada, y que puedas agradecer de manera interna…o transmitirlo a través de un mensaje, e-mail o llamada. Esta reunión con amigos, este café de buena mañana, la lectura de un artículo que te recomendó un compañero de trabajo…etc. Hay muchos momentos (muchos más de los que nos imaginamos) y que tendríamos que agradecer a diario.
Para terminar con el artículo, desde feliciCat hemos redactado 5 puntos que hemos incluido dentro de una infografía que tienen que ver las consecuencias de no aplicación de la gratitud tanto en el ámbito empresarial como en el personal.