La gratitud ¿Qué perdemos al no aplicarla?
La gratitud nos hace personas, es contagiosa y hace que la organización que lo aplica “respire” naturalidad y humanidad. Y se que la gratitud no tiene que ser obligada si no es considerada necesaria. La gratitud tiene que “venir de serie” en personas y empresas, las cuales las convierte en auténticas si saben aplicarle todo el sentido. Y es que las empresas que practican la gratitud dentro de sus programas de incentivos o de fidelización nunca lo tienen que hacer como una compensación, o porque después tengan derecho a pedir algo a cambio al trabajador/a. De esto ni hablar!